Una Secretaria Polifacética y Polivalente

Una Secretaria Polifacética y Polivalente. Soy de profesión "aquélla que guarda los secretos" pero a lo largo de mi vida no he sido siempre aquello que quería ser.

lunes, 15 de febrero de 2010

LA SONRISA QUE ME DEBES

Con esto de la crisis...no está uno como para andar eligiendo que quiere ser de mayor, lo cierto es que hubiese preferido otro tipo de trabajo, sobre todo uno con un horario que respetase las obligaciones que tengo con mi hijo, pero en Las Tierras Verdes, nada es lo que parece.

Lo cierto, es que este fue uno de esos motivos por los que decidí irme, aquí si no tienes un padrino, nada funciona y tu vida poco a poco se va quemando en un trabajo que te consume el alma y con el que no aspirar a ser nunca nadie. Yo no aspiro a ser una actriz de Holliwood, ni de Bolliwood, pero aspiro a tener un sentimiento de felicidad, al menos, una vez al mes. Poder sentir durante quince segundos que todo va bien, que el Todo comulga conmigo y sobre todo que yo me siento bien en el mundo en el que vivo. Creo que al fin y al cabo todos buscamos eso...la felicidad. Yo sigo buscándola, y son muchas las veces, en que me siento feliz y afortunada, son las pequeñas injusticias las que que consiguen robarle el brillo a mi felicidad perpétua, quizás hoy en día, tenga más complementos que nunca para alcanzarla

Neptuno es mi Rey y él me hace feliz, aunque mi mente a veces, quiere volver a la superficie, recordándome que el amor es algo volátil y efímero. Mi corazón todavía hoy, sigue aferrándose como un plomo al fondo del mar en el que vivo y no quiero flotar, quiero seguir aquí en las profundidades, dónde la realidad no puede estropearte lo bello, donde vivir protegida de las agresiones, me gusta este mar, siempre me gustó, lejos o cerca siempre he estado vinculado a él. El es como el anhelo de la felicidad que ansío, perpétuo e inmenso.

En el mar hay muchos peces...de muchas clases y como ya dije antes, últimamente me veo obligada a traficar con ellos para poder darle de comer a mi vástago y a estar un poco más cerca de esa comodidad que te permite vivir con más tranquilidad, quiero que mi burbuja me permita viajar a otros lares, y no vivir siempre enganchada a esas obligaciones que parecen que te regalan cuando te haces mayor.

Hoy La Pescatera no tiene que ir a trabajar al Super, los lunes, le damos tregua a los pescados, mañana, recién levantada, con la cara tuneada (chapa y pintura), ofreceré lo mejor de lo mejor, al mejor precio, preparado con amor y diligencia...escamas, ojos y dientes...filetes o rodajas...sin cabezas ni tripas... olor a mar...a sirenas, caras malhumoradas, caras con ira, con rabia contenidad, infelicidad, con indiferencia, tantas caras y caras cada día. Las cosas detrás de un mostrador se ven de una forma diferente. Los clientes a pesar de tener algo que nos separa a veces quieren sentirse cercanos, otros pretenden contaminarte y rozarte con sus espíritus vacíos, con sus bocas mal pintadas y sus pelos cardados, son muy pocos los que cada día te regalan una sonrisa y ya no sólo a tí, sino al mundo en el que viven.

Coelho decía en alguno de sus libros que reflejamos en los demás lo que somos, yo me niego a aceptar esto y pretendo de forma consciente, cambiar el mundo en el que vivo, sé que pereceré como mis peces y que en vez de pez seré pescado o "pescada", pero soy luchadora de nacimiento, vencedora nata a pesar de todo. Quiero cambiar tu mundo, que sea mejor, sin hipocresía y sin tantas cosas que no necesitas. Quiero que te empiece a gustar el mar y sus peces, quiero que te guste tu vida.

La Pescatera hoy quiere que le regales una sonrisa, se lo debes a la vida

domingo, 7 de febrero de 2010

Cuando El Pescado No Está Todo Vendido

Hoy puede ser que comience un nuevo día, o tal vez no, tal vez hoy sea la continuación de una vida pasada, donde en su momento puse un punto y seguido.



Lo cierto es que quiero pensar que cada día es un día nuevo y que ver al pasado sólo me sirve para valorar la fortaleza de mi persona...por eso definitivamente hoy es un nuevo día.



Hace once años -hoy casualmente- que dejé la tierra que me vió crecer para emprender una aventura de esas que tratan de mujeres independientes, una versión gallega, de Thelma sin Louise. En aquel entonces cruzaba la península, abandonaba al Atlántico para sentirme hija del Mediterráneo, no en coche, si no en furgoneta, con todas mis pertenencias y con un juramento del estilo Scarlett, de que no volvería a mi Tierra si no era a causa de un motivo de fuerza mayor.


En el viaje borré los recuerdos pasados, fijando la mirada en una nueva vida, en aquel entonces había dejado de ser pescatera de un centro comercial para ser alguien que dejaba todo para empezar una vida nueva...y vaya si la empecé.

Diez años después la vida me obligó a volver, pero las cosas ya habían cambiado mucho, yo ya no era la misma, no era aquella fiera indomable, ni con aquellas ansias de ser alguien, hoy regresaba a la Tierra y ya no sola. Regresaba con mi hijo de 17 meses y una experiencia vital que a punto estuvo de llevarme al fondo del pozo.

En La Fiel Ciudad, fui secretaria de un abogado, hoy comienzo una nueva vida como Pescatera de uno de esos autoservicios de descuento en los que podrías estar comprando. Quizás sea yo quien te desee los buenos días y quien te prepare el "pescadiño".

Quizás hoy sea yo quien te arranque los ojos, te saque los dientes y transforme tu ser en unas bonitas rodajas para freir. Quizás sea yo quien además de venderte el pescado me convierta en tu psicoterapeuta del "super".

Quizás...porqué EL PESCADO NO ESTA TODO VENDIDO.