La felicidad es estar satisfecho contigo mismo. Este sería mi pensamiento de hoy y también el de ayer.
A pesar de que esta "ballena" que es la vida que me ha tocado vivir, a veces me golpea con su fuerte respirar, a pesar de que me hace daño... no puedo tomárselo en cuenta, llevo toda la vida luchando contra ella, tratando de mejorar quien soy, tratando de hacer felices a los que están conmigo, de ser la mejor madre, la mejor pareja y tratando a través de buenos pensamientos de ser mejor incluso conmigo misma. Ultimamente reconozco que estoy quemada de como se organiza el mundo, estoy quemada de ver las pésimas noticias que llegan de todos los sitios, creo a veces, que no interesa difundir que la felicidad también habita en algún rincón de este mundo. El morbo, el pesimismo, la envidia, la crisis...estoy tan cansada de pasarme el día recogiendo mierda de la playa, de tener que echar cubos de agua limpia a los clientes para que sonrían al menos durante el rato que permanecen frente a mí. La gente ignora por completo cuanto ensucia con el pensamiento o con la palabra. A veces pienso sobre quién puede más y quién puede hacer más daño, si el pensamiento o la palabra. A veces esta pescatera se para a pensar sobre las vísceras de los pescados que trocea, se detiene a filosofar con las lubinas y las doradas, y hay días como hoy que la pescatera no tiene ganas de hablar.
Hoy quisiera volver a ser sirena y regresar al mar, quedarme sola por unas horas, en el silencio abisal, quedarme a solas en la infinita oscuridad, para volver a encontrar la luz que me hace caminar. Hoy quisiera llorar, pero no puedo, por que mis lágrimas de tanto retenerlas se han convertido en sal.
Mañana será otro día, y volveré a caminar, no dejaré que la corriente me lleve, tomaré las riendas de mi caballito de mar, voy camino hacia el silencio sepulcral, para mañana volver a mi puesto de un supermercado...de cualquier pueblo o ciudad.
La Pescatera.
A pesar de que esta "ballena" que es la vida que me ha tocado vivir, a veces me golpea con su fuerte respirar, a pesar de que me hace daño... no puedo tomárselo en cuenta, llevo toda la vida luchando contra ella, tratando de mejorar quien soy, tratando de hacer felices a los que están conmigo, de ser la mejor madre, la mejor pareja y tratando a través de buenos pensamientos de ser mejor incluso conmigo misma. Ultimamente reconozco que estoy quemada de como se organiza el mundo, estoy quemada de ver las pésimas noticias que llegan de todos los sitios, creo a veces, que no interesa difundir que la felicidad también habita en algún rincón de este mundo. El morbo, el pesimismo, la envidia, la crisis...estoy tan cansada de pasarme el día recogiendo mierda de la playa, de tener que echar cubos de agua limpia a los clientes para que sonrían al menos durante el rato que permanecen frente a mí. La gente ignora por completo cuanto ensucia con el pensamiento o con la palabra. A veces pienso sobre quién puede más y quién puede hacer más daño, si el pensamiento o la palabra. A veces esta pescatera se para a pensar sobre las vísceras de los pescados que trocea, se detiene a filosofar con las lubinas y las doradas, y hay días como hoy que la pescatera no tiene ganas de hablar.
Hoy quisiera volver a ser sirena y regresar al mar, quedarme sola por unas horas, en el silencio abisal, quedarme a solas en la infinita oscuridad, para volver a encontrar la luz que me hace caminar. Hoy quisiera llorar, pero no puedo, por que mis lágrimas de tanto retenerlas se han convertido en sal.
Mañana será otro día, y volveré a caminar, no dejaré que la corriente me lleve, tomaré las riendas de mi caballito de mar, voy camino hacia el silencio sepulcral, para mañana volver a mi puesto de un supermercado...de cualquier pueblo o ciudad.
La Pescatera.
